Lo que lees, lo que has leído y lo que leerás

Todos sabemos que el hábito de la lectura debe ser inculcado en edades tempranas, es una manera sana de abrir el espíritu de los pequeñ@s y les proporciona gran diversión. Como eso ya está bastante instaurado en nuestra sociedad y en nuestra mente, ahora todo el mundo da a los más jóvenes de la casa nociones de lectura y se intenta que accedan a los libros cuanto antes mejor. Bien hecho por los padres y abuelos, eso es una iniciativa que hay que aplaudir sin duda alguna.

Conforme van creciendo, la cosa se va saliendo de las manos, y en los colegios se encargan de seguir con ese hábito. Déjame decirte que, si en esta etapa ya no tienen cierto gusto por la lectura, puede resultarles una tortura el seguir el ritmo de las clases de literatura leyendo algunos truños que se consideran importantes y de cultura general, pero que no por eso dejan de ser unos coñazos importantes. Sin embargo, hay quién lo supera con éxito, muchos en realidad, y que después de esta etapa siguen leyendo aunque sea por olvidar esta tortura impuesta, y saber si en el universo de los libros hay otras lecturas que se adapten mejor a sus gustos.

 

Así, llegamos a la madurez, y entonces, cuando ya sabemos lo que nos gusta y lo que no con respecto a la lectura, resulta que hay por ahí quien quiere, más que indicarnos el camino, obligarnos a seguir uno, porque “eso es lo que nos va bien”. ¿Me estáis contando que según la edad del ser humano, hay una lectura adecuada para cada caso? Bien, entiendo que eso pase en esos primeros años de los que he hablado, pero creo que uno ya llega a unos años en que bien sabe lo que lee y lo que no. Sin embargo, se supone que estoy equivocado, aunque si te digo la verdad, no me importa demasiado.

A lo que voy es que, aunque nadie duda de los beneficios de la lectura en la tercera edad, puede que demasiadas opiniones y críticas sobre lo que es más conveniente o no pueden alterar el resultado deseado. Leer activa la mente, haciendo que nuestra memoria se mantenga más tiempo intacta, además de potenciar la imaginación y muchas reacciones a nivel físico. Vamos, un auténtico activador para los abuelos y abuelas. Ahora bien, tener que andar diciendo a estas personas, la mayoría ya jubiladas o ni siquiera tendrían tiempo de leer, lo que deben tener entre las manos cuando disfrutan de su tiempo de ocio, ya me parece demasiado. De hecho, las mandalas y los crucigramas son los pasatiempos más aconsejados, y ¿no te parece una pena que confiemos en el nivel intelectual de nuestros mayores?

Por ejemplo, yo podría hablar por experiencia de las lecturas preferidas de las maduras xxx, porque mi abuela es una lectora ávida. Y ¿cuál es el genero preferido de mi querida abuela? Sin duda alguna, la novela romántica, y últimamente, se ha pasado a la vertiente erótica. Dejando aparte que muchos consideran que este género ni siquiera se considera literatura, aunque se vende bastante y sus escritores cosechan más y más fama por momentos, te diré que no es que mi querida abuela sea una anciana salida o algo así (tampoco puedo afirmar eso, no sé lo que hace la buena señora en sus ratos íntimos, jeje). ¿Y por qué digo ésto? Porque escucho cómo habla de este tema con un montón de amigas de su edad, que parecen tener el mismo gusto de ellas. ¿Acaso todas son unas viejas desesperadas que leen novela romántica para quitarse frustraciones y ponerse cachondas con sus personajes? No sé vosotros, pero yo respeto mucho a mis mayores, y sé que todas estas mujeres tiene un nivel intelectual bastante alto, y aunque no lo tuvieran, sé que ellas sabrían perfectamente qué es lo que están leyendo, y también su valor.

Conclusión: hay que permitir a cualquiera leer cualquier cosa que le apetezca sin querer controlar este tiempo de diversión y esparcimiento que es privado de cada uno. Mi abuela es todo un ejemplo, por si ya no estuviera bastante convencido de mis palabras; y si queréis hacer la prueba, podéis hablar con los vuestros propios.